Temperatura y Humedad: dos caras de la misma moneda



Cuando queremos reproducir un bioma específico o queremos adaptar un recinto a una especie particular, tenemos que aprender de primera mano dos conceptos clave: temperatura y humedad.

Si no tenemos claros los gradientes aceptables de temperatura o humedad, probablemente no tengamos éxito en nuestro proyecto y esto lo convierte en una de las prioridades número uno al momento de armar nuestros recintos.



TEMPERATURA

Lo primero que se nos viene a la mente cuando hablamos de temperatura es calor (en mayor o menor magnitud). Tanto acuarios como ambientes terrestres tienen requerimientos específicos de temperatura, dependiendo de las que posean en su área de origen.



HUMEDAD

Sí, esa que hace que el piso de tu casa se vea asqueroso y pegajoso. Precisamente, la humedad hace referencia al agua presente en estado gaseoso en el aire. La humedad elevada es imprescindible para que algunas especies de reptiles puedan realizar una muda adecuada o que ciertas especies de droseras puedan producir mucílago para atrapar insectos, por mencionar algunos ejemplos.

 
Aunque parezcan dos conceptos separados están íntimamente relacionados y debemos entender su relación para poder mantener un equilibrio de estos dos parámetros.

La temperatura define la saturación de vapor de agua en un ambiente. Esto quiere decir que la humedad depende directamente de las temperaturas del recinto: a mayor temperatura, mayor humedad.

Pongamos un ejemplo: si dentro de un recinto ubicamos un recipiente con agua debajo de una lámpara de calor, vamos a notar con el pasar del tiempo cómo comienza a evaporarse el contenido, aumentando la cantidad de vapor dentro del ambiente. 

En cambio, si tenemos un recinto con una calefacción muy escasa o nula, aunque pulvericemos agua sobre el mismo, no vamos a hacer más que empapar el suelo o las paredes, sin poder elevar la humedad de manera considerable.


Tabla de relación temperatura y humedad relativa de Cannabis Sativa

Sistema abierto vs Sistema cerrado

diferencia de sistema abierto y cerrado
Tratemos de relacionar estos conceptos (muy de una clase de fisicoquímica) a nuestra experiencia como cultivadores o criadores. 

Si nuestro objetivo es mantener una humedad relativa cercana al 100%, debemos evitar que haya un "intercambio de masa" o en otras palabras, que "se escape" el vapor de agua que hay presente en el recinto. 

Esto quiere decir que cuanto más hermético es un recinto, mejor va a mantener la humedad. 
Pero, ¡Mis animales/plantas necesitan respirar! Sí, en estos casos el intercambio con el exterior es inevitable: nuestros sistemas jamás estarán aislados completamente. 

Reduciendo los espacios de intercambio con el medio externo, como respiradores, se permite una buena circulación de aire y al mismo tiempo reducimos al mínimo la pérdida de humedad.

La pérdida de calor (o "energía") depende en gran medida del material del recinto: la madera y el plástico son buenos aislantes mientras que el vidrio permite una mayor pérdida de calor.  


En definitiva, el tipo de recinto es fundamental para poder mantener una temperatura y humedad adecuadas y asimismo contar con los sensores adecuados para poder realizar las mediciones correspondientes. 

El uso de un termostato será clave para mantener los sistemas de calefacción controlados en un rango aceptable, pero de esto nos dedicaremos con más énfasis en otro artículo.



Comentarios

Entradas populares